miércoles, 21 de septiembre de 2016

VALORES ÉTICOS - 2º ESO -
CONTENIDOS BÁSICOS

1. SOMOS PERSONAS
Vamos a comenzar este curso constatando algo que parece obvio: que somos personas.
Pero ¿qué significar ser persona? ¿Un perro es una persona? ¿Y un bonobo?
Seguramente pensaremos que ni un perro ni un bonobo son personas, que solo los seres humanos somos personas.
Entonces ¿ser «humano» y ser «persona» significan lo mismo? Un niño recién nacido, totalmente incapaz de valerse por sí mismo, que no sabe razonar, ni siquiera hablar, que no tiene ningún control sobre su cuerpo, ni siquiera sobre sus esfínteres, que ni siquiera tiene conciencia de sí mismo ¿es una persona?
Pues, estrictamente hablando, no. Pero hay una diferencia entre un niño humano y un perro o un bonobo. Un niño humano puede llegar a ser una persona; un perro o un bonobo no.
Bien, de momento ya tenemos algo claro: que persona es algo que se puede «llegar a ser», algo que pueden «llegar a ser» los humanos. La persona es, por lo tanto, algo que «se hace». Uno llega a hacerse persona.
Pero ¿en qué consiste, entonces, eso de ser persona?
Ya hemos visto el curso pasado que la palabra castellana «persona» procede del latín persõna, que era el término que se empleaba para denominar a las máscaras que los actores llevaban en el teatro (o también al personaje que interpretaban). Pero esta explicación del origen del término no es suficiente para aclarar el significado de persona.
Actualmente podemos definir la persona como: un ser consciente de sí mismo y de sus decisiones, con capacidad para elegir lo que quiere hacer, y, por lo tanto, con la capacidad, e incluso la obligación, de responsabilizarse de lo que hace.
Por lo tanto, los seres humanos «nos hacemos» personas en la medida en que tomamos conciencia de lo que hacemos, tomamos el control de nuestras decisiones, y nos responsabilizamos de ellas ante nosotros mismos y ante los demás.
Ahora bien, como ser persona es algo que uno «llega a hacerse», y como este proceso de «hacerse persona» es muy complejo, y en él intervienen muchos factores (que ya veremos), uno puede hacerse persona de muchas maneras. A estas maneras de ser persona le denominamos personalidad.
Acerca qué es, y como se construye, la personalidad hablaremos con más detalle en el próximo apartado. Pero antes vamos a aclarar que se denomina, también, persona a una corporación, una empresa, o una asociación, dado que tienen que responsabilizarse de sus decisiones (de sus inversiones, de la calidad o características sanitarias de sus productos, del trato a los empleados, etcétera). Pero en este caso se les denomina personas jurídicas.

ACTIVIDADES
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué es una persona?
3. ¿Por qué no podemos decir de un perro o de un bonobo que sean personas? ¿O sí podemos decirlo?
4. ¿En qué sentido podemos decir de un niño recién nacido que no es una persona y en qué sentido podemos decir que sí lo es?
5. ¿Qué sentido tiene decir que uno no es, propiamente hablando, una persona, sino que «llega a hacerse» persona?
6. ¿Sabrías explicar -a partir de lo que hemos dicho en el apartado anterior-, qué es la personalidad?

2. TENEMOS PERSONALIDAD
Hemos visto que los seres humanos podemos «llegar a ser» personas. (Lo normal es que todo ser humano llegue a ser persona, del mismo modo que los seres humanos podemos llegar a hablar y comunicarnos mediante una lengua, pero lo normal es que todos los seres humanos lleguemos a hablar y comunicarnos a través de una lengua).
La persona es, por lo tanto, algo que «se hace», nos «hacemos» personas. Y como es algo que «se hace», que «llegamos a ser», podemos hacernos personas de muchas maneras. De ahí surge nuestra personalidad.
La personalidad es el conjunto de rasgos (modos de ser, modos de conducirnos en nuestra vida), que nos identifican a cada uno de nosotros y nos diferencian de los demás.
La formación de la personalidad de cada uno es un proceso muy complejo (más complejo que la construcción de cualquier máquina que puedas imaginar). Y en ese proceso, en el proceso de formación de la personalidad, intervienen muchos factores. Algunos de estos factores son internos a nosotros mismos, otros son externos.
Un factor interno lo constituyen nuestros genes, la herencia genética que recibimos de nuestros padres. Y que nos trasmiten ciertos rasgos que proceden de nuestros ancestros (de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc., biológicos).
Otros factores que influyen en nuestra personalidad son externos; esto es, son ambientales, vienen del ambiente en el que crecemos y nos desarrollamos. Entre estos factores están la época en la que hemos nacido y crecido, la comunidad en la que hemos nacido y crecido, los sistemas de aprendizaje, los amigos, las circunstancias sociales (vivir en condiciones de pobreza extrema, de bienestar, de paz, de guerra, de aceptación, de marginación, etc.).
No obstante, pese a que nuestra personalidad está influida por diversos factores que no dependen de nosotros, tanto internos como externos, también es cierto que los seres humanos somos seres conscientes y racionales (por eso podemos llegar a ser personas). Y, por lo tanto, podemos tomar consciencia de cómo somos, de las cosas que nos están influyendo, y preguntarnos cómo queremos llegar a ser.
Esto es, podemos pensar por nosotros mismos, tenemos autonomía racional. Y eso nos permite dirigir nuestra propia vida, determinar por nosotros mismos nuestra conducta, construir nuestra propia personalidad (dentro, claro está, de ciertos límites).
Resumiendo: la personalidad se constituye a partir de múltiples factores, muchos de los cuales no dependen de nosotros mismos (y pueden ser internos, como la herencia genética, o externos, como la época o la comunidad en las que hemos nacido, las circunstancias sociales, etc.); pero, como seres conscientes y racionales que somos, podemos determinar también, autónomamente, nuestra manera de ser.

ACTIVIDADES
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué es la personalidad?
3. ¿Qué factores intervienen en el desarrollo de la personalidad?
4. ¿Sabrías señalar algunos rasgos característicos de tu personalidad? ¿Sabrías indicar de dónde proceden esos rasgos?
5. Si un niño vive y se desarrolla en una situación de extrema pobreza, o de violencia social (guerra), o familiar (maltrato) ¿pueden tales factores influir en la formación de su personalidad? ¿Cómo crees que influirán?
6. ¿Sabrías señalar algunos valores o virtudes que formen parte de tu personalidad? ¿Serías capaz de explicar cómo has adquirido esos valores o virtudes?
7. ¿Sabrías explicar qué es la autonomía racional? ¿Crees que esa autonomía racional puede intervenir en la formación de tu personalidad? Razona la respuesta.

3. PERSONAS EN CONSTRUCCIÓN: SOMOS ADOLESCENTES
Hemos visto en los apartados anteriores que los seres humanos podemos llegar a ser personas (en circunstancias normales todos llegamos a ser personas). Pero hemos visto, también, que nos hacemos personas de muchas maneras. Por eso desarrollamos una personalidad (que es el conjunto de rasgos o modos de ser que nos identifican y nos diferencian de los demás).
Pues bien, un periodo de nuestra vida que tiene una gran importancia en el desarrollo de la personalidad es la adolescencia. La adolescencia comienza con la entrada en la pubertad (en torno a los 10-13 años), y dura has los 19 o 20 años aproximadamente.
En este periodo de tiempo se producen en nosotros cambios físicos y psicológicos notables.
Los cambios físicos comienzan cuando ciertas glándulas que se encuentran en la cabeza (el hipotálamo y la hipófisis) segregan ciertas hormonas (FSH y LH) que pasan a la sangre. A través de la sangre llegan a las gónadas (ovarios y testículos) provocando la secreción de las hormonas sexuales).
Las hormonas sexuales son las responsables del desarrollo de la madurez sexual (desarrollo del ciclo menstrual en las chicas y de los espermatozoides en los chicos), y de los caracteres sexuales secundarios (aparición de vello facial, desarrollo muscular y cambio de la voz, en los chicos; desarrollo de las glándulas mamarias, acumulación de grasa en ciertas zonas del cuerpo y menstruación en las chicas, y desarrollo y maduración de los órganos sexuales, y aparición de vello en axilas y pubis en chicos y chicas).
Pero además de todos estos cambios físicos (y en gran parte influidos por estos cambios físicos) se producen, también, cambios de tipo psicológico (esto es, que afectan a nuestra mente y a nuestra conducta). En la adolescencia se abandona la personalidad infantil, se desarrollan sentimientos nuevos, se experimentan emociones nuevas, pero aun no se ha desarrollado la personalidad adulta. De modo que el adolescente puede tener la sensación difusa de que todavía no ha «encontrado su sitio».
Estos cambios físicos y psicológicos tan notables hacen que en la adolescencia desarrollemos una conciencia de nosotros mismos más fuerte: nos hacemos preguntas acerca de nosotros mismos que antes no nos hacíamos, nos preocupan aspectos de nosotros mismos que antes nos pasaban desapercibidos. Y eso hace, también, que nos preocupe lo que los demás piensan de nosotros.
Pero, al mismo tiempo, la necesidad de «hacernos un sitio», de encontrar nuestro lugar en el mundo, de desarrollar una nueva personalidad adulta, nos lleva, en esta etapa, a chocar frecuentemente con los padres, o con aquellos que tienen alguna autoridad sobre nosotros. Y a buscar ser aceptados entre nuestros iguales. Por eso en esta etapa se desarrolla el sentido de grupo, y se le da mucha importancia a ser aceptado en el grupo, a ser valorado por el grupo.
Y esto es importante porque las opiniones del grupo, lo que el grupo valora como bueno o malo, positivo o negativo, correcto o incorrecto, lo que valora como «guay», lo que «mola», lo asumimos como cosa nuestra. Y los valores que asumimos pasarán a tener una importancia muy grande en la formación de nuestra personalidad.

ACTIVIDADES
2. En la adolescencia se producen cambios muy fuertes en nuestro cuerpo. ¿Cómo se desencadenan esos cambios? ¿Qué consecuencias tienen?
3. En la adolescencia se produce, también, una crisis de la identidad personal. ¿En qué consiste esta crisis? ¿Por qué se produce? ¿Qué consecuencias tiene?
4. Los grupos con los que nos identificamos adquieren en esta etapa una enorme importancia. ¿Por qué crees que sucede esto? ¿Cómo influyen tales grupos en el desarrollo de nuestra personalidad?

4. MI GRUPO Y YO
Los seres humanos somos seres sociales, nacidos para vivir en comunidad. Solo podemos sobrevivir y realizarnos como personas en el seno de una comunidad. Por eso hay una tendencia natural a constituir grupos de diverso tipo.
Ese impulso es muy fuerte en la adolescencia. Y ese impulso unido a que los jóvenes están reconstruyendo su personalidad (y por ello chocan frecuentemente con padres, profesores, etc., esto es, con el mundo adulto), les lleva a buscar su identidad en los grupos de iguales.
Tales grupos pueden ser grupos próximos, como los grupos de amigos, con los que compartimos afectos, aficiones, o, simplemente, tratamos de divertirnos juntos. Pero también pueden ser grupos más extensos con los que nos sentimos identificados por otras razones. Muchas veces estos grupos extensos se constituyen en torno a una cierta identidad estética (gustos musicales, modos de vestir, modos de vivir), e incluso política o deportiva. Por lo que constituyen auténticas propuestas culturales. Por ello se habla de culturas juveniles. Entre estas culturas juveniles podemos señalar la de los rockers, mods, punks, emos, góticos, skaters, pokemones, raperos, pijos, etc. A este tipo de grupos se les suele conocer como tribus urbanas.
Otras veces los jóvenes buscan su identidad, y sentirse integrados, formando parte de bandas callejeras que bordean la delincuencia, o que directamente, tienen finalidades delictivas. Entre estas podemos señalar los Hell Angels, Trinitarios, Latin Kings, Ñetas, etc.
Pues bien, es normal, e incluso bueno para nuestro proceso de maduración personal, identificarnos con un grupo de referencia, que puede ser el grupo de amigos o una tribu urbana.
Pero es importante, también, para poder desarrollar nuestra propia personalidad, pararnos a reflexionar sobre el tipo de relación que mantenemos con ese grupo. Si esa relación me ayuda a ser más autónomo, a ser más yo mismo, la relación será, sin duda, positiva. Pero si me siento anulado por el grupo de referencia, si me lleva a hacer cosas o a adoptar actitudes con las que no me siento a gusto, entonces su aportación no es positiva. Si hago cosas, o adopto actitudes, porque me siento presionado, entonces no estoy ganando autonomía, la estoy perdiendo. No aumento el control sobre mi conducta, sino que son otros los que la controlan.
No debemos hacer cosas, o adoptar comportamientos o actitudes, simplemente para no desentonar o porque queremos sentirnos aceptados. El grupo no debe anular al yo. Eso siempre trae consecuencias negativas. De hecho, a lo largo de la historia ha habido movimientos políticos y culturales que preconizaban la subordinación total del individuo a la colectividad, y eso ha traído consigo consecuencias terribles.

ACTIVIDADES
1.  Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué es un grupo de referencia?
3. ¿Quién crees que tiene mayor influencia en tus gustos, aficiones y valoraciones? ¿Tus padres o familiares? ¿Tus amigos? ¿Alguna tribu urbana con la que te sientas identificado? ¿La publicidad?
4. ¿Por qué crees que los grupos de referencia son especialmente importantes para los adolescentes? (Si no crees que sea así explica por qué).
5. ¿En qué consiste la autonomía personal? ¿Crees que es importante desarrollar la autonomía personal? Explica por qué.
6. ¿En qué circunstancias crees que la identificación con un grupo de referencia es positiva para desarrollar tu personalidad y tu autonomía, y en qué circunstancias crees que es negativa?
7. ¿Qué relación hay entre autonomía y personalidad?

5. SOCIALES POR NATURALEZA
Hemos visto que en la adolescencia adquieren mucha importancia los grupos de referencia, los grupos con los que solemos identificarnos (sean los amigos, sean otros grupos tales como tribus urbanas, grupos de fans, etc.).
Y hemos visto que eso cumple un papel en la formación de nuestra personalidad; porque la adolescencia es un momento de tránsito entre la personalidad infantil y la adulta. Y buscamos modelos, referentes, para la construcción de esa personalidad adulta.
Pero la necesidad del grupo es mucho más que la tendencia de los adolescentes a identificarse con ciertos grupos. La necesidad de vivir en comunidad está en la propia naturaleza humana. Por eso podemos decir que los humanos somos sociales por naturaleza.
¿Qué quiere decir esto?
Llamamos animales sociales a aquellos cuya vida se desarrolla en el seno de grupos organizados, dentro de los cuales los individuos interactúan de algún modo.
Esto es, para que se pueda hablar de animales sociales estos tienen que vivir en grupo, con algún tipo de interacción entre sí, que esté regulada de alguna manera.
Así, son animales sociales las abejas melíferas, muchas especies de hormigas, los lobos, etc. Pero no son animales sociales las sardinas, por ejemplo, porque aunque se desplazan por el mar en grandes grupos (bancos, le llamamos a eso), estos grupos no cuentan con ningún orden, y los individuos no interactúan entre sí (no más de lo que lo hacen los animales solitarios).
Pues bien, los seres humanos también somos animales sociales. Estamos hechos de tal manera que no podríamos sobrevivir si desde el momento de nacer, o incluso, dos o tres años después, nos abandonasen a nuestra suerte. Esto sucede porque nacemos totalmente desvalidos: sin capacidad para desplazarnos, sin órganos adecuados para cazar o procurarnos alimento de cualquier otra forma, sin capacidad para defendernos de posibles depredadores, del frío, del calor, etc.
Pero, incluso, aunque consiguiésemos sobrevivir abandonados de pequeñitos (se ha dado algún caso célebre), sin contacto con otros seres humanos no aprenderíamos a hablar. Y sin manejar un lenguaje humano tampoco podríamos pensar del modo como lo hacemos, tendríamos una capacidad de razonar limitadísima. Tampoco tendríamos ningún sentido del bien o del mal, de lo justo o lo injusto, de la belleza o la fealdad, etc.
Es decir, en caso de que pudiésemos sobrevivir en esas condiciones (cosa muy improbable), nos comportaríamos como unos animalitos torpes (pues ni siquiera tenemos unos instintos certeros, como los de los animales, que nos indiquen cómo debemos actuar en cada momento). En definitiva: no nos desarrollaríamos plenamente como humanos.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que somos seres sociales por naturaleza (es decir, la naturaleza nos ha hecho de tal manera que nos obliga a vivir en comunidad con otros seres humanos).
Pero los seres humanos somos seres sociales de una manera muy peculiar. A las demás especies de animales sociales le indica la propia naturaleza, a través de sus instintos, cómo deben organizar la comunidad en la que viven. Así, por ejemplo, una termita «sabe», de modo instintivo, cómo tiene que comportarse en el interior del termitero, que «normas» tiene que seguir, qué «papel» tiene que desempeñar, etcétera.
En nuestro caso, sin embargo, la conducta en relación con los demás, las normas por las que tenemos que regularnos, el papel que hemos de desempeñar cada uno, etc., lo tenemos que decidir los propios seres humanos; no está determinado de antemano; no se nos indica mediante impulsos ins­tin­tivos.
Es más, en nuestro caso la naturaleza no nos indica cómo ha de organizarse en su conjunto la co­mu­ni­dad en la que hayamos de vivir. Por eso, a lo largo de su historia los seres humanos han ensayado mu­chos modos de organización social: en clanes, tribus, polis, señoríos feudales, Estados nacionales, etc.; con muchas formas de gobernarse: aristocráticas, democráticas, autocráticas, paternalistas, tiránicas, etc.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿A qué llamamos «animales sociales»? (No confundas «sociales» con «sociables»).
3. ¿Qué quiere decir que los seres humanos somos «sociales por naturaleza»?
4. ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene vivir en sociedad?
5. ¿Qué diferencias existen entre la manera de ser sociales de los animales (hablamos de los animales sociales, como las termitas, las abejas melíferas, etc.) y la manera de ser sociales de los seres humanos?
6. ¿Pueden vivir las termitas en sociedad sin normas? Razónalo.
7. ¿Podríamos vivir los seres humanos en sociedad sin normas? Razónalo.
8. Para pensar: en la literatura hay ejemplos muy conocidos de seres humanos que sobreviven al margen de todo contacto con miembros de su especie, los más conocidos son Tarzán y Mowgli. ¿Te parecen creíbles tales personajes? Razónalo.
9. Pero sí conocemos casos de niños «salvajes», niños que han sobrevivido desde muy pequeños al margen de todo contacto humano. El caso más célebre es el de Víctor de Aveyron. Busca información sobre este caso y describe las características del «pequeño salvaje». ¿Tiene alguna similitud este caso real, con los «niños salvajes» de la literatura y el cine, como pueden ser Tarzán o Mowgli?

6. ANIMALES POLÍTICOS
Hemos dicho que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Pero ¿qué nos permite justificar tal cosa? ¿En qué nos basamos para sostener que somos sociales «por naturaleza»?
Que somos sociales es un hecho. Vivimos organizados en comunidades, interactuando unos con otros. Y es un hecho también que nacemos singularmente desvalidos. No solo físicamente, sino también emocionalmente e intelectualmente. Y tardamos un periodo muy largo de tiempo en alcanzar las habilidades físicas que nos permitirían sobrevivir por nuestros medios. Y más tiempo aun en alcanzar las capacidades y destrezas intelectuales y emocionales que nos permiten desarrollarnos como humanos plenos. La fundamental de estas destrezas es hablar un lenguaje humano, que empleamos para comunicarnos, pero también para pensar. Y todo esto solo se puede hacer viviendo en comunidad. La conclusión que podemos sacar es que necesitamos a la comunidad, no solo para sobrevivir, sino también para llevar una vida propiamente humana, plenamente humana.
El primero que reflexiona profundamente sobre esta singular condición humana fue el filósofo griego Aristóteles, que vivió en el siglo IV a. C.
Los griegos de la época de Aristóteles vivían organizados en polis (en ciudades-Estado). Y de ahí es de donde procede el término política. Política significa, literalmente, lo que atañe a la polis, lo que tiene que ver con nuestra vida como ciudadanos, como miembros de un Estado.
Pues bien, Aristóteles dice que el ser humano es un zoon politikón, esto es, un animal político, que es su manera de decir que el ser humano es un ser social por naturaleza, nacido para vivir en sociedad.
Ahora bien, ya en su época había quienes cuestionaban tal cosa. Por ejemplo, algunos sofistas. La polis, decían, se regula por leyes y costumbres que varían de un sitio a otro, de una época a otra. Esto prueba que tales leyes y costumbres no son naturales, sino convencionales. Y si la polis se regula por tales leyes convencionales eso significa que la propia polis es una «construcción artificial», de la que se puede prescindir.
Frente a estos, Aristóteles presenta dos «pruebas» de que la naturaleza nos hizo para vivir en comunidad. Estas pruebas son las siguientes:
1. Los animales (algunos al menos) tienen la capacidad de comunicar emociones (ira, miedo, placer, etc.). A esta capacidad le llama Aristóteles, «tener voz». Pero solo los seres humanos tienen un lenguaje que les permite reflexionar sobre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc., capacidad a la que Aristóteles denomina «tener logos (= palabra, razón)». Y si el ser humano tiene esa capacidad, dice Aristóteles, es para poder organizar la vida en comunidad, pues viviendo solo no le serviría para nada.
2. Solo en la comunidad encuentran los seres humanos lo necesario para alcanzar el bienestar material, y para desarrollar las virtudes (llama así a las capacidades intelectuales y emocionales que puede desarrollar un ser humano). Y solo con el bienestar material y el desarrollo de las virtudes podemos llevar una vida plenamente humana, y, por lo tanto, feliz.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Por qué podemos decir que es un hecho que somos animales sociales? b) ¿Y por qué podemos decir que somos sociales «por naturaleza»?
3. Aristóteles sostiene que el ser humano es un zoon politikon. ¿Por qué dice eso?
4. ¿Qué significa que algo sea «convencional»?
5. ¿Qué argumentos da Aristóteles para sostener que los seres humanos somos sociales «por naturaleza»?
6. Para pensar: parece obvio que los seres humanos no podríamos sobrevivir ni realizarnos plenamente como humanos al margen de la convivencia con otros humanos. Sin embargo, también es obvio que para que la convivencia sea posible creamos leyes y costumbres que son distintas en cada país y en cada época. Lo que parece significar que esas leyes y costumbres no son naturales, sino convencionales. Pero, entonces, ¿somos sociales por naturaleza o no? ¿Cómo explicarías esta aparente paradoja?

7. GOBIERNOS CORRECTOS E INCORRECTOS
Hemos visto en la Ficha 6, que los sofistas decían que las leyes son convencionales (y, por lo tanto, no son naturales). Pero las leyes están para organizar la sociedad. De modo que, si las leyes son convencionales, y las leyes organizan la sociedad, la sociedad también será convencional (algo artificial).
Frente a los sofistas, Aristóteles sostiene que la sociedad es un producto natural, porque los seres humanos no podrían desarrollarse plenamente como humanos si viviesen desde pequeños al margen de la sociedad. De hecho, no podrían desarrollarse de ninguna manera, al margen de la comunidad lo normal es que se muriesen. Y, además, los seres humanos disponemos de un instrumento extraordinario, que es el habla, y que solo sirve para comunicarnos, para vivir en comunidad.
Entonces, ¿quién tiene razón? ¿Los sofistas o Aristóteles? ¿Es la sociedad un producto convencional, cómo pensaban los sofistas, o es un producto natural, como sostiene Aristóteles?
Pues ambos tienen parte de razón: los seres humanos somos sociales por naturaleza, no podemos vivir ni desarrollarnos como personas fuera de la comunidad. Pero para vivir en comunidad tenemos que adoptar leyes y costumbres, que regulen la convivencia de unos con otros. Y esas leyes y costumbres son convencionales, las podemos cambiar a voluntad.
Y aquí tenemos otro problema que resolver: ¿Si las leyes y costumbres son convencionales, qué leyes y costumbres tenemos que establecer? ¿Y quién las establece? (De momento vamos a dejar de lado las costumbres y nos centraremos solo en las leyes).
Aristóteles es uno de los primeros filósofos que reflexiona sobre estas cosas. Y concluye que las leyes deben que tener por objeto instaurar el bien común.
¿Y qué es el bien común? Pues aquellas condiciones que permitan a «todos» los «ciudadanos» llevar una vida plena, plenamente humana, y, por lo tanto, feliz. Y tales leyes tienen que ser puestas en marcha por los gobiernos (aunque no las hagan los gobiernos).
De modo que, según Aristóteles, serán gobiernos correctos aquellos que defiendan el bien común, y gobiernos incorrectos los que defiendan el bien particular (aunque sea el de la mayoría). ¿Y quién tiene que gobernar? Eso, según Aristóteles, da igual. Puede gobernar uno, una minoría o la mayoría. Pero lo importante es cómo se gobierna y no quién gobierna.
Así, dice Aristóteles, los gobiernos correctos pueden ser:
(1) Monarquía: cuando gobierna uno al servicio del bien común.
(2) Aristocracia: cuando gobierna la minoría al servicio del bien común.
(3) República: cuando gobierna la mayoría al servicio del bien común.
Y los gobiernos incorrectos pueden ser:
(1) Tiranía: cuando gobierna uno al servicio de sus intereses.
(2) Oligarquía: cuando gobierna la minoría (los ricos) al servicio de sus intereses.
(3) Democracia: cuando gobierna la mayoría al servicio de sus intereses.
Para terminar esta ficha conviene aclarar dos cosas (que no entran en la evaluación pero no está de más mencionarlas):
(1) En tiempos de Aristóteles no se consideraba ciudadanos a todos los seres humanos, sino solo a los varones, libres, nacidos en la polis e hijos de nacidos en la polis. Es decir, no se consideraba ciudadanos ni a las mujeres, ni a los esclavos (pues había esclavos), ni a los extranjeros o hijos de extranjeros.
(2) Lo que hoy entendemos por monarquía, república y democracia no es exactamente lo mismo que lo que entendía Aristóteles con tales términos. (Pues, entre otras cosas, hoy, en las monarquías parlamentarias, los reyes no gobiernan. Y las democracias actuales son inseparables de la concepción republicana del Estado. Y las monarquías parlamentarias actuales también son inseparables de la concepción democrática y republicana de Estado).

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario, en una página fiable de Internet o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué es natural y qué es convencional en la constitución de la sociedad?
3. ¿Qué es un gobierno correcto y qué un gobierno incorrecto según Aristóteles?
4. ¿Qué tipos de gobiernos correctos hay y por qué se caracteriza cada uno, según Aristóteles?
5. ¿Qué tipos de gobiernos incorrectos hay y por qué se caracteriza cada uno según Aristóteles?
6. Para pensar: ¿cómo crees tú que debería ser un gobierno correcto?
7. Busca información e indica cinco países con democracias plenas actualmente y cinco con gobiernos autoritarios (no democráticos). Puedes encontrarla en las siguientes páginas:
8. Para trabajar en grupo: a) Busca información y explica qué es una democracia, qué es una república, que es una monarquía feudal, qué es una monarquía absolutista, qué es una monarquía constitucional y qué es una monarquía parlamentaria. b) Busca información y explica qué diferencia hay entre la democracia de la Grecia antigua y las democracias actuales. c) Busca información y explica qué entendía Aristóteles por república, qué entendía Francisco de Vitoria por república, qué entendía Hobbes por república, qué entendía Kant por república y qué se suele entender hoy por república.

8. LA SOCIEDAD, ¿UN CONTRATO?:
LA EXPLICACIÓN DE HOBBES
Recordemos que Aristóteles decía que el ser humano es un zoon politikón (= animal político), con ello quería dar a entender que el ser humano es un ser social por naturaleza.
Sin embargo, muchos siglos más tarde, en el Renacimiento y el mundo moderno, aparecen una serie de filósofos que creen que la sociedad es, en cierto modo, una construcción artificial. Según estos filósofos la sociedad y el Estado son fruto de un contrato social (es decir, son fruto de un pacto, de un acuerdo).
A los pensadores que defienden la existencia de dicho pacto o contrato se les conoce como contractualistas. El contractualismo fue defendido por teólogos y filósofos españoles del siglo XVI como Francisco de Vitoria, Juan de Mariana o Francisco Suárez. Pero alcanzó su pleno desarrollo con Thomas Hobbes, John Locke, y Jean-Jacques Rousseau.
En esta ficha vamos a limitarnos a explicar la teoría contractualista de Hobbes.
Hobbes, como el resto de los contractualistas, sostiene que el Estado es una construcción artificial, que los hombres crean mediante un contrato (también llamado acuerdo o pacto).
Hobbes usa las palabras y expresiones «Estado», «república», «sociedad civil» y «comunidad política» como sinónimos. De modo que, según Hobbes:
ESTADO = REPÚBLICA = SOCIEDAD CIVIL = COMUNIDAD POLÍTICA
***
Para explicar cómo surge el Estado Hobbes sigue una serie de pasos:
(1) Comienza preguntándose qué pasaría si no hubiera Estado.
Pues bien, si eliminamos el Estado hay que suponer que los hombres vivirían como los animales, siguiendo las leyes de la naturaleza. Por eso, a ese modo de vivir le denomina vivir en «estado de naturaleza».
(2) Vale. Imaginemos ahora que ya hemos eliminado el Estado.
Eliminar el Estado significa eliminar los gobernantes (tales como presidentes del gobierno, Jefes del Estado, presidentes de comunidades autónomas, alcaldes, concejales, etc.), eliminar los diputados y senadores, eliminar los jueces, eliminar los policías, eliminar las leyes, eliminar las instituciones públicas (tales como los centros de enseñanza, la sanidad, etc.).
Bien, hemos eliminado el Estado y vivimos en estado de naturaleza. ¿Cómo sería ese estado de naturaleza?
Para responder a esa pregunta vamos a observar cómo viven los animales salvajes (aquellos que no han sido domesticados ni sometidos por los seres humanos). Pues bien, los animales salvajes se mueven por dos tipos de impulsos naturales, que son:
(a) Autoconservarse (es decir, conservar su propia vida).
(b) Satisfacer sus deseos.
De modo que, según Hobbes, en estado de naturaleza los seres humanos también se moverían arrastrados por estos dos tipos de impulsos: los humanos harían lo necesario para autoconservarse y satisfacer sus deseos. (A estos impulsos naturales les denomina Hobbes derechos naturales).
Pero hay una diferencia entre los animales salvajes y los seres humanos.
Los animales salvajes tienen unos deseos muy simples. Se limitan a desear beber cuando tienen sed, a desear comer cuando tienen hambre y a desear copular cuando están en celo y su apetito sexual es estimulado.
Pero los seres humanos tenemos capacidad de pensar e imaginar. Por eso podemos llegar a desear un montón de cosas más, tales como robar lo que consiguen otros con su esfuerzo; matar a otros para apropiarnos de sus cosas o para evitar que compitan con nosotros por la comida, la bebida o el sexo; esclavizar a otros para que trabajen para nosotros, etc.
Por eso, en estado de naturaleza, la vida de los seres humanos sería una especie de guerra de todos contra todos. En ese estado cualquier puede robar a otro, matarlo, esclavizarlo, divertirse a su costa, humillarlo, etc. Es decir, el estado de naturaleza es la peor situación imaginable.
(3) Dado que esa situación es tan terrible, los seres humanos, que tienen la capacidad de pensar e imaginar, tratarán de pensar en una manera de salir de ese estado de naturaleza. Y así descubren que la única forma de salir del estado de naturaleza es mediante un pacto social (o contrato social, se le puede llamar de las dos maneras).
¿Y en qué consistirá ese pacto, o contrato, social?
Pues el pacto consistirá en que cada ser humano renuncie a sus derechos naturales a condición de que todos los demás hagan lo mismo. Es decir, consistirá en un pacto mediante el cual cada uno renuncia a hacer lo que le dé la gana y someterse a unas leyes a condición de que los demás hagan lo mismo.
(4) Pero claro, puede suceder que yo me comprometa a aceptar ese pacto cuando me conviene y luego lo rompa porque ya no me conviene. Como los demás también pueden hacer lo mismo el pacto se rompe y volvemos al estado de naturaleza.
Por eso hay que buscar una forma de obligar a todos a cumplir el pacto.
¿Y qué forma puede ser esa?
Pues entregando el poder a un individuo o asamblea (grupo de individuos), para que imponga leyes y organice la sociedad (obligando a todos a cumplir las leyes). Y, además, dice Hobbes, ese poder tiene que ser absoluto, para que nadie pueda hacerle frente, porque si no volvemos al conflicto de unos poderes con otros y acabamos otra vez en estado de naturaleza.
Ese poder absoluto creará leyes para organizar la vida en común y obligará a todos a cumplirlas, castigando a quien las incumpla.
Y así es como nace el Estado, también llamado república, también llamado sociedad civil o comunidad política.
(5) Llegados a este punto se podría preguntar, ¿y qué pasa si ese poder absoluto es injusto, o hace leyes injustas?
Pues según Hobbes ese es un mal menor que hay que asumir. Pues siempre será mejor un orden malo que ningún tipo de orden.

ACTIVIDADES:
2. a) ¿A qué se denomina teoría del pacto o contrato social? b) ¿A qué llamamos pensadores contractualistas?
3. ¿A qué denominan los pensadores contractualistas «estado de naturaleza»?
4. a) ¿Qué tipos e impulsos mueven a los animales salvajes a la acción? b) ¿Y qué tipos de impulsos moverían a los humanos en estado de naturaleza a la acción? c) ¿Qué diferencia hay, sin embargo, entre los animales salvajes y los seres humanos que viviesen en estado de naturaleza?
5. a) ¿Cómo imagina Hobbes que sería vivir en un «estado de naturaleza»? b) ¿A qué denomina Hobbes derechos naturales?
6. a) ¿Cómo explica Hobbes el origen del poder político y del Estado? b) ¿Por qué dice que el poder político tiene que ser incuestionable, es decir, absoluto?
7. ¿Sabrías explicar qué fue el absolutismo?

9. LA SOCIEDAD, ¿UN CONTRATO?:
LA EXPLICACIÓN DE LOCKE
John Locke es otro de los grandes pensadores contractualistas. Y, como tal, coincide con Hobbes en que el poder político, y, por lo tanto, el Estado, surge de un pacto o contrato social. (Es decir, de un acuerdo establecido entre los individuos).
Pero Locke discrepa de Hobbes en dos cosas fundamentales: (1) No cree que el estado de naturaleza sea tan terrible como lo pintaba Hobbes. (2) No cree que la función principal del poder político sea velar por el orden y la seguridad, como creía Hobbes.
***
Para explicar cómo surge el poder político, y, por lo tanto, el Estado, Locke sigue los siguientes pasos:
(1) Comienza preguntándose (al igual que Hobbes), que pasaría si no hubiera Estado.
Pues bien, si no hubiera Estado los hombres vivirían en estado de naturaleza. Pero, según Locke, en ese estado los seres humanos poseen unos derechos naturales que son dados por Dios, y también poseen una capacidad racional que les permite conocer esos derechos y tomar decisiones libres.
Los derechos naturales que poseen los seres humanos y que todos pueden conocer con el uso de la razón son el derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad y el derecho a castigar a quien no respete sus derechos.
Como todos los seres humanos poseen tales derechos naturales y poseen la razón que les permite conocer esos derechos, lo habitual es que en estado de naturaleza los hombres convivan en un estado de libertad e igualdad.
De esa convivencia surge la sociedad civil. Locke llama así a la sociedad que surge de la colaboración espontánea de unos con otros, y de las relaciones comerciales que se establecen entre unos y otros.
(2) Pero estas relaciones comerciales acaban produciendo las desigualdades económicas. Los más hábiles, con más suerte, o situados en mejores zonas, acaban acaparando más riqueza. Aparecen entonces las diferencias entre los más ricos y los menos ricos, dando origen a los conflictos de intereses. Y a veces esos conflictos llevan a que unos hombres no respeten los derechos naturales de otros.
(3) Para solucionar esos conflictos y obligar a los individuos a que respeten los derechos naturales de los demás los hombres hacen un pacto o contrato, por el que acuerdan crear un poder político, dando origen al Estado.
Pero el poder político (y el Estado) se crea con la finalidad de mediar en caso de conflictos de intereses, y obligar a los individuos a respetar los derechos naturales. Para ello debe establecer las leyes adecuadas.
(4) Con la creación del Estado, dice Locke, los individuos no renuncian a sus derechos naturales (los que hemos señalado antes). Por eso, las leyes creadas por el poder político no podrán ir, en ningún caso, contra los derechos naturales de los individuos. Si fuese así, si el poder político crease leyes que van contra los derechos naturales de los individuos, tales leyes serían ilegítimas, y los individuos tendrían el derecho de rebelarse contra el poder político (porque uno de los derechos naturales, según Locke, es el derecho a castigar a quienes violen esos derechos).
Como el poder político se crea para mediar en caso de conflicto, y no puede conculcar los derechos naturales de los individuos, tal poder político no puede ser absoluto. El modelo de Estado que defiende Locke, frente a Hobbes, es el liberal.
El modelo liberal de Estado se caracteriza por: (1) Se le reconocen al individuo unos derechos inviolables. (2) El poder político debe estar limitado. (3) Debe haber separación de poderes en el Estado para garantizar que ninguno se propase de sus funciones. (Hoy consideramos que debe haber separación entre el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial).

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué características tiene el estado de naturaleza según Locke?
3. ¿Qué son los derechos naturales? ¿Cuáles son los derechos naturales según Locke?
4. ¿Por qué, y para qué, se hace el contrato social, según Locke?
5. ¿Cuál es la finalidad del poder político, según Locke?
6. ¿Tienen derecho a rebelarse frente al poder político los individuos según Hobbes? ¿Y según Locke? ¿Por qué defiende Locke el derecho a la rebelión pero Hobbes no?
7. Busca información sobre el modelo absolutista y el liberal de Estado. Señala las diferencias fundamentales entre uno y otro.

10. LA SOCIEDAD, ¿UN CONTRATO?:
LA EXPLICACIÓN DE ROUSSEAU
Jean-Jacques Rousseau es el tercero de los grandes pensadores contractualistas. (Recuerda que pensadores contractualistas son aquellos que sostienen que el poder político, y, por lo tanto, el Estado, surge de un pacto social). Rousseau vive en el siglo XVIII, y muere en 1778, poco antes de estallar la Revolución francesa, de la que es uno de los más importantes inspiradores.
Al igual que los demás pensadores contractualistas que hemos visto (Hobbes y Locke), Rousseau trata de aclarar cómo sería la vida del ser humano en estado de naturaleza, trata de aclarar cómo y por qué ha salido el ser humano del estado de naturaleza y cómo se ha constituido el poder político. Pero Rousseau propone algo novedoso, propone una transformación radical de la sociedad y del poder político de su época. Para ello propone poner en marcha un nuevo pacto social, que instaure un poder político distinto, más igualitario, que dé poder al pueblo. Eso será lo que intentarán hacer, unos años después de su muerte, los revolucionarios franceses. (La Revolución francesa estalla en 1789).
Vamos a ver paso a paso cómo imagina Rousseau que es el estado de naturaleza, cómo cree él que han surgido el poder político y las sociedades organizadas, y lo que propone para reformar la sociedad y cambiar el poder político.
***
(1) El estado de naturaleza. Rousseau comienza, al igual que Hobbes y Locke, tratando de imaginar cómo sería la vida del hombre en estado de naturaleza. Para ello, dice, es necesario quitar de la vida humana todo lo artificial (aquello debido a la sociedad de su época).
Vamos a quitar entonces la diferencia entre nobles y plebeyos, dado que esta es una diferencia social artificial. Vamos a quitar las leyes que permiten a unas personas hacer unas cosas y a otras hacer otras cosas distintas, que también es algo social y artificial. Quitaremos las diferencias de riqueza vinculadas a la posesión de dinero o a la herencia, que también es algo artificial. Etc. Y lo que queda después de eso sería el hombre natural.
Pues bien, según Rousseau, el estado de naturaleza sería así:
(a) Los hombres viven aislados, dado que la única comunidad natural es la familia.
(b) Dado que, en ese estado, los hombres no han sido corrompidos por los vicios, en su mayoría son fuertes, sanos y autosuficientes.
(c) En tal estado los seres humanos son básicamente iguales, ya que las desi­gual­dades que existen se deben únicamente a sus condiciones físicas, tales como la edad, el sexo, la salud, la fuerza, etc., pero no hay desigualdades producidas por la riqueza, el poder, los honores, etc.
(d) Los hombres se mueven en virtud de dos pa­sio­nes o impulsos básicos, que son: (i) El deseo de autoconservación: que los lleva a intentar satisfacer sus escasas necesidades naturales (comida, abrigo, sexo). (ii) La piedad o compasión por sus semejan­tes: impulso que nace de la capacidad de identificarse con los demás.
(e) En tal estado los hombres poseen una libertad natural, que es la capacidad que tienen los seres humanos para elegir lo que quieren hacer al margen de cualquier regla natural.
(f) Finalmente, en tal estado los hombres tienen una capacidad de de autoperfeccionamiento, que es la capa­cidad que tienen los seres humanos, tanto a nivel individual como colectivo, de transformar sus vidas.
Estas dos últimas características (la libertad natural y la capacidad de autoperfeccionamiento) son las que diferencian a los humanos de los animales.

(2) El abandono del estado de naturaleza. Rousseau explica el abandono del estado de naturaleza para constituir una sociedad política del siguiente modo:
En un primer momento los seres humanos pudieron descubrir que su unión les pro­porcionaba ciertas ventajas para defender mejor sus intereses. La costumbre de vivir unidos hizo que se desarrolla­sen ciertos lazos afectivos y pasiones antes desconoci­dos: el amor conyugal y paterno, la amistad, los celos, la compara­ción entre unos y otros, las preferen­cias, el orgullo, etc.
En un segundo momento apareció la propiedad privada, que trajo consigo el trabajo forzado, la rivalidad y los intereses opuestos, la inseguridad, etc., y se convirtió en origen de una desigualdad creciente. El estado de natu­ra­leza dejó paso a un estado de conflicto, de guerra.
Fue entonces cuando, para evitar ese estado de guerra, los hombres ins­ti­tu­yeron gobiernos y leyes, dando origen a la sociedad política o Estado. Pero los Estados así instituidos solo sirvieron para consolidar la situación de desi­gual­dad e injusticia a la que se había llegado, al mismo tiempo que las leyes se convertían en nuevas cadenas que impedían la libertad humana.

(3) La reconstrucción de la sociedad. Para superar esta situación, Rousseau propone reformar las sociedades actuales con el objeto de crear un modo de organiza­ción política que permita mantener las ventajas de vivir en sociedad, pero que sea acorde con la naturaleza humana.
Para llevar a cabo esta reforma es necesario encontrar un modo de or­ga­ni­zación en la que el individuo se someta a la ley sin perder su libertad e igualdad anteriores. Este problema se resuelve con un pacto o contrato social.
El contrato social consistirá, para Rousseau, en un acuerdo mediante el cual cada contratante se somete enteramente a la voluntad general, a condición de que cada uno de los demás asociados haga lo mismo.
La voluntad general es la voluntad que surge de la unión de todos los individuos estableciendo leyes que han de ser aplicadas por igual a todos.
De ese modo, al apoyar cada contratante unas leyes que sabe que van a regir sobre sí mismo igual que sobre cualquier otro, los intereses particulares se desvanecen y se instaura el bien común.
Lo que Rousseau entiende por voluntad general tiene unas caracterís­ti­cas similares a lo que en la teoría po­lítica actual se denomina voluntad popular, que es el funda­mento de nues­tros sistemas democráti­cos. Por esta razón suele considerarse a Rousseau el primer defensor teórico de la democracia moderna.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Qué características tiene el estado de naturaleza según Rousseau? b) ¿Cuáles de estas características nos diferencian de los animales?
3. ¿Qué es lo que ha provocado históricamente el abandono del estado de naturaleza?
4. ¿Con qué problemas se encuentra la vida humana tras el abandono del estado de naturaleza?
5. ¿Por qué hay que reformar la sociedad según Rousseau?
6. ¿Qué propone Rousseau para lleva a cabo esta reforma de la sociedad?
7. ¿Qué entiende Rousseau por voluntad general?
8. ¿Por qué se puede decir que la doctrina de Rousseau conduce a defender un modelo democrático de poder político?
9. Compara, mediante una tabla, la teoría política de Hobbes, Locke y Rousseau. ¿Con cuál estás más de acuerdo y por qué?

11. SERES MORALES
Hemos comenzado este curso mostrando como los seres humanos podemos «llegar a ser» personas. También hemos visto que una persona es un ser consciente de sí mismo y de sus decisiones, con capacidad para elegir lo que quiere hacer, y, por lo tanto, con la obligación de responsabilizarse de lo que hace.
En las fichas siguientes hemos ido viendo como los seres humanos nos hacemos personas en relación con otras personas. Solo podemos llegar a ser realmente personas entre otras personas. Por eso se puede decir que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza.
Luego hemos visto cómo a lo largo de la historia muchos filósofos han reflexionado sobre la sociedad, tratando de explicar cómo se origina y cuál es su función. Así, hemos visto como en el mundo griego antiguo los sofistas decían que las leyes que gobiernan la polis son convencionales, mientras que Aristóteles decía que la polis es un producto natural, y que por ello el ser humano es un animal político.
A continuación, hemos visto como en el mundo moderno los pensadores contractualistas dicen que la sociedad (o al menos el poder político que regula la vida social) es fruto de un pacto o contrato. Aunque no coinciden al explicar cómo era la vida humana antes de la creación del poder político, ni en la manera de entender la organización de la sociedad. (Se puede decir que van evolucionando: Hobbes defiende el absolutismo, Locke el liberalismo y Rousseau la democracia).
Resumiendo: hasta ahora hemos visto la relación entre política y persona. Ahora vamos a ver la relación entre persona y moral.
Para ello vamos a comenzar recordando, otra vez, que los seres humanos nos distinguimos de otras especies animales en que somos conscientes, con capacidad de razonar y capacidad de elegir.
Los animales tienen una vida predeterminada. Esto quiere decir que lo que hacen está determinado por sus instintos, que les impulsan a actuar siempre de la misma manera (o de manera muy parecida). Pero los seres humanos podemos reflexionar sobre lo que queremos hacer, y sobre las consecuencias de nuestras decisiones, antes de actuar. Podemos hacer proyectos o planes de vida antes de tomar una decisión. Eso significa que podemos elegir, que somos libres, y que no tenemos una vida predeterminada.
Pero no tener una vida predeterminada, ser libres, tener capacidad de elegir, tiene varias consecuencias:
(1) Necesitamos normas para organizarnos, para convivir o para alcanzar ciertos objetivos. (Los animales no las necesitan porque funcionan siguiendo sus instintos).
(2) Necesitamos criterios para elegir. Por ejemplo, elegimos comprar un coche, y no otro, porque es más seguro, o más bonito, o más barato. Elegimos una comida, y no otra, porque es más sabrosa, o más saludable. Elegimos hacer una cosa y no otra porque es más divertida, o más justa. Etc. A algunos de estos criterios para elegir se les denomina valores. Así, la seguridad, la belleza, la justicia, etcétera, son valores.
(3) Somos responsables de lo que hacemos. Dado que lo que hacemos es una decisión nuestra tenemos que cargar nosotros (apechugar, como se suele decir) con sus consecuencias.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Qué rasgos fundamentales nos diferencian de otras especies animales?
3. ¿Qué significa que los animales tienen una vida predeterminada?
4. ¿Qué consecuencias fundamentales tiene ser libres, tener capacidad de elegir?
5. a) ¿Por qué necesitamos normas? b) ¿Por qué los animales no necesitan normas?
6. a) ¿Para qué nos sirven los valores? b) Pon tres ejemplos de valores (mejor si no aparecen en el texto).
7. ¿Por qué ser libres nos convierte en responsables de lo que hacemos?

12. NORMAS Y VALORES «MORALES»
Hemos visto que los seres humanos no tenemos una vida predeterminada, como los animales, sino que tenemos que elegir, tenemos que decidir continuamente qué hacer o qué no hacer.
Por eso los seres humanos necesitamos normas, que son ciertas reglas de conducta para poder convivir o para que nos indiquen cómo alcanzar ciertos objetivos.
Y necesitamos tener criterios para elegir, y objetivos que elegir. A algunos de estos criterios u objetivos les denominamos valores.
Los valores son ciertas cualidades abstractas que hacen valiosos a sus poseedores. Los valores pueden ser poseídos por las cosas (así, de un jarrón podemos decir que es «bonito»), las personas (de una persona podemos decir que es «generosa»), las acciones (de un comportamiento podemos decir que es «prudente»), y también pueden servir para orientar las relaciones entre personas, para orientar las relaciones sociales o comunitarias (valores tales como la «seguridad», la «solidaridad», la «justicia», etc.).
Por eso podemos decir que «los valores son cualidades que poseen las personas, las cosas, las acciones, o las situaciones, y que nos hacen preferirlos frente a aquellas que carecen de esas cualidades».
Pero existen muchos tipos de normas y valores diferentes. Las normas y valores pueden ser:
(1) Estéticos. Ejemplo de norma estética: «no se debe mezclar rojo con rosa en un vestido». Ejemplos de valores estéticos: «belleza», «elegancia».
(2) Religiosos. Ejemplo de norma religiosa: «no dirás el nombre de Dios en vano». Ejemplos de valores religiosos: «santidad», «caridad» (que son valores válidos en general para cristianos, musulmanes, judíos y de otras religiones).
(3) Vitales. Ejemplo de normas vitales: «la alimentación debe ser equilibrada». Ejemplos de valores vitales: «salud», «alegría».
(4) Jurídicos. Ejemplo de normas jurídicas: «ningún español de origen podrá ser privado de su nacionalidad» (Artículo 11 de la Constitución española). Ejemplo de valor jurídico: «justicia».
(5) Usos sociales. Ejemplo usos sociales: «no debes eructar en público».
(6) Morales. Ejemplo de normas morales: «no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti». Ejemplos de valores morales: «solidaridad», «fidelidad».
Pues bien, ¿qué es lo que caracteriza a las normas y valores morales? ¿Qué tienen de peculiar tales normas y valores que les diferencia de otros tipos de normas y valores?
Lo que tienen de peculiar es que las normas y valores morales funcionan porque los individuos los hacen suyos, los asumen como cosa propia, los asumen «en conciencia».
Eso las diferencia de, por ejemplo, las normas y valores religiosos, que funcionan porque el individuo los asume como mandato de Dios, los dioses, o algún libro sagrado. Las diferencia de las normas y valores jurídicos, que funcionan porque el Estado (a través de los jueces y la policía), castiga a quien los incumple. O las diferencia también de los usos sociales que funcionan porque si los incumples la gente te castiga con su desprecio, su indiferencia, etc.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Qué son las normas? b) ¿Qué tipos de normas conoces? Pon un ejemplo de cada tipo.
3. a) ¿Qué son los valores? b) ¿Qué tipos de valores conoces? Pon un ejemplo de cada tipo.
4. ¿Qué es lo que caracteriza a las normas y valores morales?
5. ¿Qué es asumir una norma o valor «en conciencia»?
6. Para pensar. ¿Es posible una vida humana sin ningún tipo de normas y valores morales? Razónalo.

 13. DE LA MORAL A LA ÉTICA
Vamos a recordar que los seres humanos necesitamos normas, que son ciertas reglas de conducta para poder convivir o para que nos indiquen cómo alcanzar ciertos objetivos. Y necesitamos criterios para elegir, y objetivos que elegir. Por eso necesitamos valores.
También hemos visto que algunas de estas normas y valores son normas y valores morales. Las normas y valores morales se diferencian de otras normas y valores porque los individuos los hacen suyos, los asumen como cosa propia, los asumen «en conciencia».
Todo el mundo tiene ciertas normas y valores morales. Es imposible encontrar un ser humano normal, que no sufra algún trastorno mental muy serio, que no tenga su propio código de normas y valores morales.
El problema es que no todos coincidimos en cuáles son las normas y valores morales correctos. Así, es posible que una persona considere que la lealtad a sus amigos o familiares debe prevalecer por encima de todo. De modo que si sabe que un amigo o familiar ha cometido un robo, o incluso un asesinato, puede pensar que su obligación moral es no delatarlo.
Pero otras personas seguramente no estarán de acuerdo en esto, y considerarán que la obligación, en este caso, es delatar a quien ha cometido actos tan inmorales. Incluso si son amigos o familiares, o incluso con más razón si son amigos o familiares.
Y aquí aparece en escena la ética. La ética es una disciplina que estudia la moral. Al estudiar la moral la ética se encuentra con que hay distintos códigos morales. Con que no coinciden los códigos morales de todo el mundo, ni de todas las épocas.
Y entonces la ética compara unos códigos morales con otros, y se pregunta cuáles son mejores. O si hay algún criterio para decidir cuáles son mejores. O si hay forma de llegar a un acuerdo sobre cuáles son las normas y valores morales que debemos asumir.
Pues bien, la ética es una disciplina filosófica. Y la filosofía, como la ciencia o cualquier otro modo de conocimiento, trata de explicar las cosas de una forma racional. Así que la ética trata de decidir racionalmente cuál es el sistema moral adecuado, trata de construir normas y valores morales que sean racionales, de modo que puedan ser asumidos por todo el mundo. (Del mismo modo que la ciencia trata de llegar a conocimientos que sean racionales y que, por lo tanto, nadie pueda rechazar).
Pero claro, no es lo mismo construir un código moral que hacer un descubrimiento científico. Los descubrimientos científicos tratan de lo que hay, de lo que está ahí. Por eso hay unos criterios objetivos para decidir si un conocimiento científico es válido o no.
Pero la moral no trata de lo que hay, sino de cómo creemos que debemos actuar, de nuestros proyectos de vida. Y puede haber muchos proyectos de vida distintos e igualmente válidos. Por eso la ética no lo tiene tan fácil para decidir cuáles son las normas y valores morales que hay que asumir. Y por eso la ética puede acabar construyendo distintos proyectos morales y todos perfectamente racionales.
Y así nos encontramos con que a lo largo de la historia ha habido una ética aristotélica, epicúrea, kantiana, utilitarista, etcétera.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. ¿Crees que todo el mundo se guía por las mismas normas y valores morales? Razónalo.
3. ¿Sabrías poner ejemplos de normas o valores morales que sean incompatibles entre sí?
4. ¿Qué es la ética? ¿Qué diferencia hay entre moral y ética?
5. Dado que la ética es el intento de crear una moral racional ¿cómo es posible que a lo largo de la historia, e incluso ahora mismo, haya varios sistemas éticos distintos?

14. ETAPAS DEL DESARROLLO MORAL
Hemos visto que la ética es una rama de la filosofía que estudia la moral.
La moral surge en la vida cotidiana y consiste en asumir ciertas normas y valores que tienen que ver con lo que se debe hacer, con lo que se considera correcto. Las normas y valores morales funcionan porque los individuos las asumen como cosa propia, las asumen «en conciencia».
Pero no todos los individuos asumen los mismos códigos morales, ni los asumen por las mismas razones.
Al estudiar la conducta moral, el psicólogo norteamericano Lawrence Kohlberg descubrió que los individuos asumen las normas y valores por diversas razones. Sus estudios en torno a esta cuestión le llevaron a concluir que los individuos pasan por seis fases en el proceso de maduración moral. Estas fases son las siguientes:
-Nivel preconvencional: es una fase premoral. Las normas y valores aparecen como algo externo, que se asume por las consecuencias. Es la etapa propia de la niñez. Dentro de este nivel Kohlberg diferencia dos subniveles:
(1) Etapa de obediencia a la autoridad: las normas se asumen por miedo a posibles castigos.
(2) Etapa de egoísmo: las normas se cumplen para favorecer los propios intereses.
-Nivel convencional: es una etapa de identificación con el grupo. Se aceptan y se cumplen las convenciones sociales. Se pueden diferenciar dos subniveles:
(3) Fase de la aceptación: se quiere cumplir con lo que nuestros seres más cercanos esperan de nosotros. Se busca ser aceptado, ser querido, agradar. Las normas se cumplen para favorecer las expectativas que tenemos como miembros del grupo. Es propia de la adolescencia.
(4) Etapa del respeto al orden social: se cumplen las normas por responsabilidad. El sujeto hace lo que «se debe hacer». Es una etapa propia de la madurez.
-Nivel postconvencional: las normas valores y principios se cumplen por una decisión libre, se asumen porque el individuo ha llegado a la conclusión de que es lo correcto, tras un proceso de reflexión. (Kohlberg dice que no todos los seres humanos llegan a alcanzar este nivel). También se pueden diferenciar dos etapas:
(5) Se cumplen las normas establecidas por las instituciones porque se les supone una base racional. Es decir, se cumple lo establecido, pero porque se le supone un fundamento. Se reconoce que todas las personas tienen ciertos derechos, el derecho a la vida y la libertad. (Comienza el proceso de universalización).
(6) El sujeto asume ciertos principios éticos que han de regir la conducta, por encima de las leyes o cualesquiera reglas convencionalmente establecidas. Estos principios han de ser, por lo tanto, universales y coherentes. El individuo se siente comprometido con tales principios y se siente culpable cuando los incumple.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Sabrías señalar algunas normas o valores que tu hayas asumido? b) ¿Por qué las has asumido? (Es decir, explica las razones que te llevan a cumplir con esas normas o valores morales.)
3. En el nivel preconvencional ¿se puede decir que los individuos tienen conductas morales? Explica por qué sí o por qué no.
4. ¿Por qué se aceptan las normas y valores en el nivel convencional?
5. ¿Por qué se aceptan las normas y valores en el nivel postconvencional?

15. RELATIVISMO Y UNIVERSALISMO MORAL
Recordemos que la ética es una rama de la filosofía que estudia la conducta moral, intentando crear sistemas morales racionales, y, por ello, válidos para todos los seres humanos. Hemos visto, además, como, según Kohlberg, la propia maduración moral lleva a los seres humanos a asumir ciertos principios éticos que habrían de ser racionales, y por ello universales. Pero ¿es posible encontrar tales principios universales?
Ya en el mundo antiguo, en la Grecia del siglo V a. C. se produjo un fuerte debate entre los sofistas, un grupo de filósofos de aquella época, y Sócrates.
Los sofistas sostenían que las normas, leyes, y costumbres que regulan la vida de los seres humanos es la polis, son convencionales, es decir, fruto de un acuerdo. Y por ello se pueden cambiar a voluntad. Por eso, cada polis, o cada país, tiene sus normas, sus leyes, sus costumbres. Lo que es válido en unas no se considera válido en otras, lo que se considera justo en unas no se considera justo en otras. Por eso las normas, leyes y costumbres son relativas. Es decir, «dependen» de la polis, de la época, etc. Dicho de otro modo, no hay forma de alcanzar un acuerdo sobre lo que sea justo o bueno que sea indiscutible, que sea válido para todo el mundo.
Frente a los sofistas, Sócrates consideraba que, de ser así, si lo bueno o lo justo depende de cada polis o de cada época, eso sería como decir que nada es realmente justo ni bueno. Sería como decir que realmente no existe la justicia ni el bien. Pues lo que a ti te parece justo a mi puede parecerme injusto. Y entonces daría igual que nos gobernase un tirano, y que impusiese las leyes que le diese la gana. ¡Total, nada es justo ni injusto!
Sócrates considera, por el contrario, que existe el bien, y que existe la justicia. Para descubrir qué es el bien y la justicia hace falta encontrar una definición universal de bien y de justicia. Es decir, una definición que valga para todos las acciones buenas o justas.
Una vez encontrada esa definición, una vez encontrada una definición del tipo «La justicia es…», «El bien es…», ya sabemos lo que es el bien y la justicia. Y el conocimiento del bien y la justicia impulsaría a los hombres a actuar bien, a actuar justamente. (A esta actitud se le conoce como intelectualismo ético. Dicho de otro modo, el intelectualismo ético es la doctrina que sostiene que si conocemos lo que es el bien actuaremos bien; la conducta moral depende del conocimiento).
El problema es que, por lo que parece, Sócrates no consiguió alcanzar esas definiciones universales de bien y justicia. Y aquí aparece Platón, un discípulo de Sócrates y uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos.
Platón considera que Sócrates no consiguió dar una definición universal de bien o justicia porque no buscaba tales cosas en el lugar adecuado. Platón considera que el bien y la justicia no se pueden buscar en el mundo material, físico, sino que tienen una realidad inteligible, que solo se puede captar por el entendimiento.
El bien y la justicia son realidades similares a las realidades matemáticas, realidades como los números, las líneas, los triángulos, que, no son realidades materiales pero que se pueden conocer de una manera objetiva. Una vez definido el punto, o el triángulo, esa definición es válida para todo el mundo, es universal, y nadie puede cuestionarla.
Pues lo mismo pasa con las nociones de bien o justicia.

ACTIVIDADES:
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Qué significa que una norma sea convencional? b) ¿Y qué significa que sea relativa?
3. a) ¿A qué llamamos relativismo moral? b) ¿Por qué decían los sofistas que lo bueno y lo justo es relativo?
4. a) ¿Por qué Sócrates considera terrible el relativismo moral? b) ¿Cómo considera Sócrates que se puede conocer qué sea lo bueno y lo justo?
5. a) ¿A qué llamamos universalismo moral? b) ¿Es Sócrates un universalista moral? Explica por qué.
6. ¿Considera Platón que se puedan dar definiciones universales de bien y justicia? ¿Por qué?
7. ¿Tienen realidad objetiva los valores morales tales como el bien y la justicia según Platón? ¿Cómo explica Platón tal cosa?

16. ÉTICAS DE LA FELICIDAD: ARISTÓTELES
En las últimas fichas hemos visto varias cosas:
(1) Qué somos seres libres (esto es, capaces de elegir) y además seres sociales (esto es, que vivimos en comunidades organizadas).
(2) Como consecuencia de ambas cosas necesitamos valores para elegir, para orientar nuestras decisiones, y normas, que sirven para regular nuestra conducta y alcanzar esos objetivos (esos valores).
(3) Qué algunas de estas normas y valores son normas y valores morales.
(4) Qué las normas y valores morales se caracterizan porque son asumidas en conciencia y tienen que ver con el bien, con lo que se debe hacer, con los fines últimos que queremos alcanzar.
(5) Que la ética es una disciplina que estudia la moral y trata de construir morales racionales, pensadas.
(6) Qué como somos libres y podemos elegir vivir de muchas maneras, por eso pueden aparecer proyectos éticos perfectamente racionales pero distintos.
Pues bien, aunque los primeros que llevaron a cabo reflexiones sobre la moral y propuestas morales racionales fueron los sofistas, Sócrates y Platón, el primer tratado sistemático de ética es elaborado por Aristóteles.
Aristóteles comienza constatando que todo lo que hacemos lo hacemos para conseguir un fin. Ahora bien, los fines pueden ser de dos tipos:
(1) Fines que valen como medios para conseguir otros fines.
(2) Fines que valen por sí mismos, a los que llamamos fines últimos.
Por ejemplo: estudiamos para conseguir un empleo. Estudiar es, por lo tanto, un «medio» para otra cosa: un empleo. A su vez, buscamos un empleo para ganar dinero. El empleo es un «medio» para otra cosa, ganar dinero. Etc.
Pero si todo lo que hacemos solo valiese para otra cosa, nuestra vida resultaría absurda. Si no hubiese nada que valga por sí mismo nuestra voluntad se paralizaría. Daría igual no hacer nada. Por ello Aristóteles concluye que tiene que haber fines que valgan por sí mismos, es decir, fines que sean fines últimos.
Pues bien, Aris­tóteles, como muchas otras personas, considera que el fin último es la felicidad (eudaimonía, en griego). Lo que quiere decir que todo lo que hacemos tiene por objetivo alcanzar un valor que vale por sí mismo: la felicidad.
Pero ahora tenemos dos problemas:
(1) Aclarar qué se entiende por felicidad.
(2) Aclarar cómo se consigue la felicidad.
Según Aristóteles los hombres se mueven por tres tipos de impulsos: el placer, los honores (gloria, fama) y el afán de conocer. Estos impulsos dan origen a tres modos de vida:
(1) El propio del vulgo y los seres más groseros, que identifican la felicidad con el placer.
(2) El modo de vida político, que identifica la felicidad con los honores (con la gloria, con la fama).
(3) El modo de vida contemplativo, que identifica la felicidad con el conocimiento.
Pues bien, ¿en qué reside realmente la felicidad? ¿Cuál de estos modos de vida proporciona realmente la felicidad?
Para responder a esta pregunta Aristóteles sostiene que todo en la naturaleza está hecho para alcanzar un fin. Todo en la naturaleza aspira a alcanzar el fin que le es propio. Por lo tanto, dice Aristóteles, la felicidad estará en que cada cosa desarrolle aquello que le es propio, alcance su pleno desarrollo, su plenitud.
¿Y qué es lo propio del hombre? ¿Cuándo se hace el ser humano plenamente humano?
Lo propio del hombre no puede ser simplemente vivir, porque eso también lo hacen las plantas y los animales. Tampoco sentir, porque eso lo compartimos con los animales. Lo específico del hombre, lo que nos hace humanos, es tener una voluntad libre y capacidad de razonar. Por lo tanto, la felicidad estará en guiar la voluntad por la razón.
Ahora bien, la razón se puede usar para tres tipos de fines: (1) Productivos: cuando usamos la razón para producir cosas. Por ejemplo, cuando la usamos para construir una casa o curar un enfermo. En ese caso la razón da origen a ciertas artes como la arquitectura o la medicina. (2) Prácticos: cuando la usamos para dirigir nuestra propia conducta. Por ejemplo, a la hora de tomar decisiones ante una situación de peligro. (3) Teóricos: cuando la usamos para conocer. En este caso la razón da origen a ciencias contemplativas, como las matemáticas, la física o la metafísica.
El primer tipo de razón es propio de especialistas. Por ejemplo, es propio de los arquitectos usar la razón para construir casas, es propio de los médicos usar la razón para curar enfermos, etc. Por eso este tipo de razón no tiene un papel determinante para alcanzar la felicidad, pues no es un uso de la razón que nos haga seres humanos plenos, buenos seres humanos, sino buenos médicos, buenos arquitectos, etc. Serán los otros dos usos de la razón, el uso teórico y el uso práctico, los que nos hagan seres humanos plenos, y por ello felices.
Dado que el uso de la razón nos hace seres humanos mejores, plenos, tales usos de la razón se convierten en virtudes. Pues una virtud es un hábito positivo. Y como hay dos usos de la razón que nos llevan a ser seres humanos plenos, habrá dos tipos de virtudes:
(1) Virtudes intelectuales o dianoéticas: surgen del uso teórico de la razón. Son aquellas que nos ayudan a alcanzar el conocimiento.
(2) Virtudes éticas: surgen del uso práctico de la razón. Surgen cuando gobernamos nuestros deseos, apetencias y pasiones (es decir, lo que hay de irracional, de animal, en nosotros) por la prudencia, con ello nos ayudan a formar nuestro carácter, y al hacerlo nos permiten desarrollarnos como seres humanos plenos.
Tenemos entonces que: el fin último que buscamos es la felicidad. La felicidad consiste en hacer lo propio del hombre, en alcanzar la plenitud, aquello que nos hace plenamente humanos. Lo que nos hace plenamente humanos es la voluntad libre y la razón. Por ello, la plenitud, y, por lo tanto, la felicidad, está en guiar la voluntad por la razón. Guiar la voluntad por la razón da origen a las virtudes, que pueden ser intelectuales o éticas (también llamadas morales). Por eso, podemos concluir que la felicidad se alcanza con la práctica de las virtudes.
                              
ACTIVIDADES:
2. a) ¿Qué dos tipos de fines distingue Aristóteles? b) ¿Por qué dice Aristóteles que tiene que haber un fin último? c) ¿Cuál es este?
3. a) ¿Qué tres tipos de tendencias o impulsos encontramos en el ser humano según Aristóteles? b) ¿Qué relación hay entre tales tendencias y la felicidad?
4. ¿En qué consiste la felicidad según Aristóteles?
5. a) ¿Qué significa eudemonía, o eudaimonía? b) ¿Por qué la ética aristotélica es una ética eudemonista?
6. ¿Por qué la ética aristotélica es una ética de fines?
7. Para pensar: ¿En qué crees tú que reside la felicidad? Razona tu respuesta.
8. Lee y comenta el texto tratando de responder a las siguientes preguntas: ¿De qué tipos de vida habla Aristóteles? ¿Qué relación hay entre esos modos de vida y la felicidad?
«No es sin razón que los hombres parecen entender el bien y la felicidad partiendo de los diversos géneros de vida. Así el vulgo y los más groseros los identifican con el placer, y, por eso, aman la vida voluptuosa -los principales modos de vida son, en efecto, tres: la que acabamos de decir, la política y, en tercer lugar, la contemplativa-».
Aristóteles: Ética nicomáquea, p. 136. Editorial Gredos S, A. Madrid, 2014

17. ÉTICAS DE LA FELICIDAD: EPICURO
Epicuro de Samos (341-270 a. C.) desarrolla otro proyecto moral con una gran influencia posterior.
Epicuro coincide con Aristóteles en que el fin último del hombre es la felicidad. Pero discrepa de Aristóteles tanto en la manera de entender la felicidad como en los medios para conseguirla.
Para Epicuro la felicidad reside en el placer. Placer en griego se dice hedoné, de ahí que a los epicúreos se les llame también hedonistas.
Ahora bien, Epicuro considera que el placer obtenido a través de los estímulos sensoriales (por ejemplo, comida, bebida, sexo, etc.) puede traer consigo dolores futuros. Así, por ejemplo, si uno se entrega a la comida y la bebida en exceso puede suceder que a la larga se encuentre con diverso tipo de enfermedades (obesidad, gota, alcoholismo, etcétera).
Por eso Epicuro considera que es más deseable aquel tipo de placer que no acarrea males futuros. ¿Y qué tipo de placer es ese? Pues el que surge de evitar en lo posible el dolor, tanto físico (daño corporal) como anímico (ansiedad, angustia).
Dicho esto, Epicuro considera que el objetivo de todo hombre sabio será alcanzar la ataraxia. La ataraxia es aquel estado de ánimo caracterizado por la ausencia de temor y perturbación. Es decir, caracterizado por la serenidad, la tranquilidad. La ataraxia es, según Epicuro, la forma suprema de placer que podemos alcanzar.
Para alcanzar ese estado Epicuro trata de enseñar a los hombres a superar los «cuatro temores», y a enfrentarnos de modo adecuado con los deseos.
Los cuatro temores fundamentales de los seres humanos son: el temor a los dioses, el temor a la muerte, el temor al sufrimiento físico, y el temor al fracaso.
Con respecto a los dioses Epicuro sostiene que estos son felices y no se meten en los asuntos humanos. El temor a la muerte es absurdo, porque, mientras vivimos la muerte no está, y cuando llega la muerte nosotros ya no estamos. Con respecto al futuro sostiene que no hay que preocuparse por lo que no está en nuestras manos. Y con respecto al dolor Epicuro nos invita a llevar una vida sencilla y acorde con la naturaleza, que es la mejor forma de evitar aquellos tipos de dolor que está en nuestras manos evitar.
Epicuro sostiene que hay tres tipos de deseos. Estos son:
(1) Deseos naturales y necesarios: son aquellos que son imprescindibles para alcanzar la super­vi­ven­cia y la felicidad. Son deseos tales como comer para satisfacer el hambre, beber para satisfacer la sed, gua­re­cerse del frío. Estos deseos deben satisfacerse por ser im­pres­cindibles para alcanzar la felicidad.
(2) Deseos naturales pero no necesarios: son aquellos que, aun teniendo origen en nuestra natu­ra­leza son prescindibles. Son deseos tales como el de comer exquisitos manjares, deseos sexuales, etc. La satisfacción de tales deseos conlleva siempre un cierto riesgo de dolores futuros, por lo que deben ser evitados, aunque puede ser conveniente satisfacerlos de vez en cuando, y dentro de ciertas condiciones.
(3) Deseos innaturales e innecesarios: son deseos tales como los deseos de fama, honor, triunfo político, etc. Tales deseos son siempre fuente de dolores y angustias por lo que deben ser evitados en toda ocasión.

ACTIVIDADES
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. a) ¿Qué entiende Epicuro por felicidad? b) ¿Cómo se alcanza?
3. ¿Qué es la ataraxia?
4. a) ¿Cuáles son los temores fundamentales que angustian a los seres humanos según Epicuro? b) ¿Qué propone para superarlos?
5. a) ¿Qué tipos de deseos mueven a los seres humanos según Epicuro? b) ¿Cómo debemos actuar con respecto a estos deseos?
6. Compara la ética de Aristóteles con la de Epicuro señalando similitudes y diferencias.

18. ÉTICAS DE LA FELICIDAD: EL UTILITARISMO
En el siglo XIX Jeremías Bentham y John Stuart Mill desarrollan otro proyecto ético (o de moral racional) conocido como utilitarismo o hedonismo social. Bentham, y siguiéndole Mill, tratan de encontrar un criterio para orientar nuestra conducta. Es decir, un criterio para determinar cuándo algo es correcto o incorrecto, cuando se debe, o no se debe, hacer. El criterio que Bentham propone es el «principio de utilidad». El principio de utilidad establece que lo bueno, lo correcto, es lo útil. (De ahí el nombre de esta corriente).
Ahora bien ¿qué entendemos por «útil»?
Según Bentham lo útil será aquello que nos ayude a alcanzar nuestros fines. Y los utilitaristas coinciden con Epicuro en que el fin último que perseguimos es el placer y la felicidad. Por eso lo útil será aquello que nos permita alcanzar tales objetivos.
Ahora bien, dado que la ética trata de construir proyectos morales racionales, y, por ello, válidos para todos los seres humanos, habrá que considerar que lo útil es aquello que aumenta la cantidad general de placer y felicidad. Es decir, el criterio para determinar que una conducta es correcta es que aumente la cantidad general de placer y felicidad (y no solo «mi» placer o felicidad).
Por eso, al principio de utilidad le denominan, también, principio de la máxima felicidad. Este principio puede ser enunciado así: «bueno, justo, etc., es aquello que produce más cantidad de felicidad a mayor número de personas».
Según este criterio, toda conducta o decisión que tienda a aumentar la cantidad general de felicidad ha de ser considerada correcta, Por el contrario, toda conducta o decisión que tienda a aumentar la cantidad general de sufrimiento (y, por lo tanto, a disminuir la cantidad general de felicidad) ha de ser considerada incorrecta.
Una crítica que se hizo a los utilitaristas, y que ya se le había hecho, en su momento, a Epicuro, es la de que si proponemos como fin de la vida el placer estaríamos rebajando la vida humana a la de un animal. (Una vida enfocada a la búsqueda del placer es una vida propia «de cerdos», solían decir los críticos de Epicuro y de Bentham).
Frente a esto Mill sostiene que no solo cuenta la cantidad de placer sino también su calidad.  Mill sostiene que hay placeres superiores a otros, que hay placeres bajos (o groseros) y placeres elevados (o nobles).
¿Y qué hace que unos placeres sean más elevados, cualitativamente superiores, a otros? Según Mill, son más elevados aquellos placeres para cuyo disfrute se necesita una inteligencia, sensibilidad, o complejidad espiritual mayor. Y es un hecho, dice Mill, que lo seres humanos capaces de disfrutar de placeres nobles los prefieren a los placeres bajos.
De hecho, los seres humanos son capaces, incluso, de encontrar satisfacción (placer, felicidad) en el esfuerzo y sacrificio por la felicidad de los demás.

ACTIVIDADES
1. Subraya los términos del cuadro cuyo significado no conozcas y búscalo en un diccionario o pregúntaselo a tu profesor. (Puede serte útil el siguiente blog: www.terminoseticosypoliticos.blogspot.com).
2. Define: «utilitarismo», «principio de utilidad», «principio de la máxima felicidad».
3. Supón que se pudiese medir la cantidad de felicidad, y que acordamos designar a la unidad de felicidad como «hedón». Ahora imagina que estamos ante tres tipos de sociedades, A, B y C, compuestas por cien individuos cada una. En la sociedad A, hay 80 individuos que tienen 100 hedones cada uno de felicidad, los 20 individuos restantes tienen tan solo un hedón cada uno. En la sociedad B, los 100 individuos tienen un hedón de felicidad cada uno. En la sociedad C, los 100 individuos tienen 70 hedones de felicidad cada uno. a) ¿Cuál sería en este caso la sociedad más justa según un utilitarista estricto? ¿Cuál sería la sociedad más injusta según un utilitarista estricto? b) ¿Cuál sería para ti la sociedad más justa y cuál la más injusta? Explica por qué. c) Si tuvieses que sustituir a uno de los individuos, pero sin saber a cuál, de algunas de esas sociedades ¿cuál elegirías para vivir en primer lugar, y en segundo, y en tercero? Explica por qué.
4. ¿Cómo se puede diferenciar la calidad de los placeres según Mill? (Esto es, cuál es el criterio que nos permite decidir que unos placeres son superiores a otros).

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